Pinar del Río y la isla de la Juventud, sobre todo fueron arrasadas por el huracán Gustav, que es considerado como el más devastador en los últimos 50 años, sobrepasando la categoría cinco en la escala Safir-Simpson, sin embargo, se advierte una indiferencia ante la tragedia del pueblo cubano.
Hasta en momentos que, demanda la solidaridad humana, los efectos del bloqueo económico a Cuba se hacen sentir.
Los datos de la Defensa provincial de Pinar del Río, revela que unas 120 mil familias se han quedado sin hogar o daños graves en sus viviendas. La furia de los vientos sacaron de raíz los árboles, derribaron las torres de electricidad, volaron los techos y paredes de la casas y hasta voltearon algunos vehículos.
Este huracán rompió el récord de velocidad máxima del viento para Cuba, que databa del 18 de octubre de 1944, cuando en Casablanca se registraron 262 kilómetros por hora.
Gustav penetró por tierra firme en un punto cercano a Punta Carraguao y salió, después de avanzar a unos 18 kilómetros por hora, por la localidad de Manuel Sanguily, al norte, en el municipio de La Palma, registrando vientos con ráfagas 340 kilómetros por hora.
Pero, dentro de ese panorama desolador dejado por el fenómeno, este pueblo apretado como el andullo, por las limitaciones económicas ha dado un ejemplo de solidaridad y apoyo moral que hace recordar ese viejo refrán que reza: “En la Unión esta la fuerza”.
Fueron evacuadas 10,698 personas, de éstas fueron llevadas a casas de vecinos 8,059 y 1,397 se refugiaron en albergues temporales. Los turistas fueron llevados hacia La Habana y Varadero en aerotransportación, un total de 1,202 personas. Lo más importante es que todos pudieron preservar sus vidas. ¡Qué ejemplo!
Hasta en momentos que, demanda la solidaridad humana, los efectos del bloqueo económico a Cuba se hacen sentir.
Los datos de la Defensa provincial de Pinar del Río, revela que unas 120 mil familias se han quedado sin hogar o daños graves en sus viviendas. La furia de los vientos sacaron de raíz los árboles, derribaron las torres de electricidad, volaron los techos y paredes de la casas y hasta voltearon algunos vehículos.
Este huracán rompió el récord de velocidad máxima del viento para Cuba, que databa del 18 de octubre de 1944, cuando en Casablanca se registraron 262 kilómetros por hora.
Gustav penetró por tierra firme en un punto cercano a Punta Carraguao y salió, después de avanzar a unos 18 kilómetros por hora, por la localidad de Manuel Sanguily, al norte, en el municipio de La Palma, registrando vientos con ráfagas 340 kilómetros por hora.
Pero, dentro de ese panorama desolador dejado por el fenómeno, este pueblo apretado como el andullo, por las limitaciones económicas ha dado un ejemplo de solidaridad y apoyo moral que hace recordar ese viejo refrán que reza: “En la Unión esta la fuerza”.
Fueron evacuadas 10,698 personas, de éstas fueron llevadas a casas de vecinos 8,059 y 1,397 se refugiaron en albergues temporales. Los turistas fueron llevados hacia La Habana y Varadero en aerotransportación, un total de 1,202 personas. Lo más importante es que todos pudieron preservar sus vidas. ¡Qué ejemplo!
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