El 22 de abril, Día de la Tierra, se observa en todo el mundo, aunque en ninguna parte sea una fiesta nacional. Pero, cuál fue el origen de esta precupación por el medio ambiente.
El Servicio Noticioso de Washington de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos ofrece algunos datos muy interesantes.
Gaylord Nelson, senador del estado de Wisconsin y conservacionista de larga data, entendió que los métodos que se utilizaban en las protestas contra la guerra podrían tener éxito también en otras áreas. "En ese momento", escribió Nelson más tarde, "había gran confusión en las universidades acerca de la guerra en Vietnam. En las universidades de todo el país había protestas en contra de la guerra.... De pronto se me ocurrió: ¿por qué no sostener una protesta nacional sobre el medio ambiente? Ese fue el origen del Día de la Tierra".Nelson regresó a Washington y empezó a promover el Día de la Tierra entre los gobernadores de los estados, los alcaldes de las ciudades principales, los redactores de periódicos universitarios y, lo que tuvo gran importancia, Scholastic Magazine, la revista que circula en las escuelas primarias y secundarias estadounidenses. En septiembre de 1969 Nelson anunció formalmente que en algún momento durante la primavera de 1970 habría una "protesta nacional sobre el medio ambiente. Las agencias noticiosas publicaron la noticia en todo el país", recordó Nelson. "La respuesta fue espectacular.... telegramas, cartas y consultas telefónicas llegaron de todas partes del país. Aprovechando mi personal senatorial, dirigí las actividades del Día de la Tierra desde mi oficina. Hacia diciembre, el movimiento se había expandido con tanta rapidez que fue necesario abrir una oficina en Washington para atender las consultas y actividades relacionadas con el Día de la Tierra..."El Día de la Tierra logró lo que yo había esperado. El objetivo era demostrar la preocupación por el medio ambiente en una manifestación nacional tan grande que sacudiría el ruedo político. Fue una jugada que dio resultado. Aproximadamente veinte millones de personas participaron en manifestaciones pacíficas en todas partes del país. Diez mil escuelas primarias y secundarias, dos mil colegios y universidades, y mil comunidades tomaron parte... Este fue el suceso extraordinario del que surgió el Día de la Tierra".Ese primer Día de la Tierra resultó en que se aprobaran leyes federales de alcance histórico. En 1970 se estableció la Agencia de Protección Ambiental, seguida por la Ley del Aire Puro, la Ley de Agua Limpia de 1972 y la Ley de Especies en Peligro de Extinción de 1973. Entre las muchas disposiciones de gran alcance de estas leyes figuró el requerimiento de que los automóviles utilizaran gasolina sin plomo, alcanzaran el máximo de kilómetros posible por litro de gasolina y estuvieran equipados con convertidores catalíticos para reducir las emisiones tóxicas descargadas por el escape de los automóviles.Luego, después de este éxito legislativo, el Día de la Tierra pareció que iba a desaparecer. Si bien las celebraciones anuales continuaron, no llegaron a igualar el tamaño y el entusiasmo del primer año. El Día de la Tierra pareció haberse convertido en una reliquia de los días de protesta de los comienzos de la década de 1970.Pero el espíritu del Día de la Tierra persistió. Las organizaciones ambientales aumentaron en tamaño y en poder. Agrupaciones como Greenpeace, formada en Canadá en 1971, adoptaron principios de desobediencia civil no violenta para despertar la conciencia del público sobre las menguantes poblaciones de ballenas y los peligros de la energía nuclear. Nature Conservancy, formada en 1951, volvió a consagrarse a principios de la década de 1970 a la "preservación de la diversidad natural" y empezó a adquirir tierras sin explotar para ser utilizadas como espacios naturales protegidos. Instituciones venerables como el Sierra Club y la National Audubon Society vigorosamente entablaron pleitos contra las empresas de explotación forestal para frenar la destrucción de los bosques antiguos. Financiados por contribuciones públicas y con personal compuesto por abogados y educadores, así como científicos y naturalistas, los organismos no gubernamentales (ONG) se convirtieron en vigilantes enérgicos del medio ambiente.Hacia fines de la década de 1980 se establecieron programas de reciclado en muchas comunidades. Para mediados de la década de 1990 los programas municipales de reciclado cubrían sus costos, la cantidad de basura arrojada a los vertederos había declinado notablemente, y más del veinte por ciento de la basura procesada por los municipios estadounidenses se convertía en productos útiles. Decada del 1990En 1990 el Día de la Tierra resurgió con fuerza. Encabezado por Dennis Hayes, uno de los principales organizadores del primer Día de la Tierra, el de 1990 fue un evento de alcance internacional. Más de 200 millones de personas en todo el mundo -- diez veces más que las que se reunieron en 1970 -- participaron en actos que reconocieron que el medio ambiente finalmente se había convertido en un asunto de preocupación pública universal. El impulso mundial continuó en 1992 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (UNCED), sostenida en Río de Janeiro, Brasil, en la que un número sin precedentes de gobiernos y ONG aprobó un programa de gran alcance para promover un desarrollo sostenible.El vigésimo quinto aniversario del primer Día de la Tierra celebrado en 1995 fue ocasión de evaluar el progreso medioambiental. En los países occidentales las noticias parecieron ser buenas -- el aire y las aguas eran más puros, los bosques se expandían y muchos otros indicadores medioambientales también habían mejorado. La combinación, algunas veces inestable, de la legislación, los juicios entablados por los ONG, la educación del público y las prácticas empresariales más eficientes, tuvieron un efecto notable y positivo en el estado del medio ambiente.Pero hubo opiniones conflictivas con respecto a cuan buenas eran estas noticias. El reportero de temas medioambientales Gregg Easterbrook informó en la revista The New Yorker que las leyes medioambientales "junto con una gran variedad de esfuerzos privados incentivados por una conciencia medioambiental... tuvieron un éxito impresionante.... Las reglamentaciones sobre el medio ambiente, lejos de ser engorrosas y caras, demostraron ser extraordinariamente eficaces, costaron menos que lo anticipado, y han hecho que las economías de los países que las pusieron en efecto fuesen más fuertes, en vez de más débiles".La revista "Environment", publicación de uno de los principales organismos no gubernamentales, presentó una evaluación más sombría: "El Día de la Tierra... no ha producido una ciudadanía permanentemente activa ni ha transformado el malestar general que socava la fe que se tiene en la rendición de cuentas democrática. Si bien los ambientalistas han hecho grandes adelantos desde 1970, tanto a nivel institucional como en la conciencia del público, la seguridad medioambiental... continúa siendo hoy aún más esquiva que hace 25 años".El Día de la Tierra celebra en 200T su trigésimo séptimo aniversario. Lo que comenzó en 1970 como un movimiento de protesta ha pasado a ser una celebración mundial del medio ambiente y un compromiso con su protección. La historia del Día de la Tierra refleja la mayor conciencia medioambiental alcanzada en el curso de las tres últimas décadas, y el legado del Día de la Tierra es el conocimiento cierto de que el medio ambiente es un asunto de interés universal.