Cazabitos, Constanza.- Observar como las nubes
quedan atrapadas en las laderas de las montañas de esta comunidad es un
espectáculo fascinantes y un suspirar el aliento fresco del rocío.
Al dejar la autopista Duarte y comenzar a subir la
empinada y sinuosa carretera se comienza a respirar el aire puro y avistar ese
valle intramontano que está localizado entre la Bonao y La Vega, antes de bajar
la loma de Miranda.
El lago de la presa de Hatillo y la carretera
comienzan a avistarse a lo lejos mientras, cercano a la carretera el
despeñadero atemoriza al más valiente de los mortales.
Pero, una vez se alcanza la zona denominada la
reserva del rocío las empinadas laderas quedan ocultas cuando el viento empuja
las nubes hacia la montañas obligándolas a tocarlas suavemente y convertirlas
en un rocío arremolinado y humeante que deposita las gotas de agua que transporta.
La hondonada profunda que no pude alcanzarse a ver
con la vista lleva consigo este manantial de aguas frescas que sólo dejan oír
su susurro abriéndose paso entre las piedras y la espesa vegetación.
Visitar el lugar en una jornada de reforestación
del Centro de Información Gubernamental,
conjuntamente con la Dirección Provincial del Ministerio de Medio Ambiente fue
una experiencia inolvidable.
Con la actividad lo que se busca es fortalecer el programa de reforestación para restablecer el verdor en las comunidades campesina y las áreas hidrográficas.
Más de cerca el colorido de las flores como las
dalias, las hortensias y muchas otras así como el cantar de las aves, el
frescor de las nubes hacen sentir este lugar como un paraíso.
La comunidad de Cazabito en el municipio de
Constanza es solo una muestra de las maravillas y lo prodigioso de la
naturaleza en esta provincia de La Vega, en Republica Dominicana, que
impresionó al almirante Cristóbal Colón en la denominada época del
descubrimiento.
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