Discurso de inauguracion del Centro Universitario Regional de Nagua el 7-8-09
Honorable Secretaria de Estado de Educación, distinguidos altos funcionarios del Estado, Señores Senadores, legisladores, autoridades locales, académicos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, distinguidos estudiantes, señoras y señores, amigos todos.
Creo que tenemos razones de sobra para sentirnos altamente alborotados con la inauguración de este Centro Universitario Regional, aquí en Nagua, conocido como CURNA. Lo es porque realmente esta era una obra requerida por los miembros de esta comunidad desde hacía muchos años. Yo particularmente no puedo ocultar mi emoción al venir aquí hoy a este acto ceremonial de inauguración de esta imponente obra, porque de alguna manera, tanto desde el punto de vista académico en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, como desde el punto de vista profesional en el ejercicio de la profesión de abogado, desde mis inicios me siento muy vinculado emocionalmente a estas tierras del Nordeste y muy especialmente a esta provincia que se enaltece en llevar el nombre de la primera heroína de la República Dominicana María Trinidad Sánchez.
Me viene ahora a la memoria que realmente fue aquí en Nagua, donde por primera vez, siendo un joven abogado, espigado, flaco y con afro, subí al estrado de un palacio de justicia, aquí se encuentran mis distinguidos amigos, que solicitaron mi servicio hace ya 28 años, doña Ana Isidra Sarante y su hermano Isidro Garante, quienes están aquí en el día de hoy, ellos no sé porqué razón depositaron en mi toda su confianza para que postulara en su favor en un litigio que duró años aquí en Nagua y, por supuesto, yo creo que ellos tenían el criterio, que prevalecía mucho en los pueblos, de que si venía un abogado de la Capital podría impresionar en los tribunales de provincias. Pero, ocurre que cuando vine en esa primera oportunidad, el abogado de la contraparte era nada más y nada menos que una leyenda del derecho dominicano que tenia más de 50 años de ejercicio profesional activo, el doctor Elpidio Quírico Pérez. No me habían dicho que ese era el letrado que iba a representar la contraparte y cuando lo ví subir y presentar credenciales se me ocurrió presentar allí mi primer incidente judicial. Pedir una comunicación de documentos y un aplazamiento del juicio para una fecha posterior. El primer truco de incidentalismo, pues, lo aprendí aquí en Nagua. Pero, mientras esperaba ser llamado a subir a estrados tuve el inmenso honor y privilegio de descubrir a un gran jurista, magnifico expositor en los tribunales, por quien desde entonces he tenido una inmensa admiración y es el doctor Arístides Victoria José, el padre del actual gobernador de aquí, de la provincia María Trinidad Sánchez.
Creo que está por acá, lo escuché por vez primera en esa ocasión postular y me dije: he ahí a un abogado inteligente, a un abogado culto y no sé porqué han mandado a traer a este muchacho inexperto de la Capital a litigar aquí en Nagua, en fin, fue una gran lección la que tuve y desde entonces he sentido un profundo afecto y un gran cariño por esta comunidad.
Pero, casi concomitantemente con haber venido a Nagua a ejercer por vez primera ante los tribunales, se me designó en la sede central de la Universidad Autónoma de Santo Domingo para ser profesor en el centro universitario de San Francisco de Macorís, en el CURNE y, por supuesto, en aquella época las condiciones físicas del CURNE no eran ni remotamente parecidas a las actuales y no podría uno ni imaginarse siquiera que un día habría un centro como este que estamos inaugurando hoy en Nagua.
Generalmente a mi me tocaba impartir docencia en un local que incluso estaba fuera del recinto universitario, en un cruce de calle que llamaban la Cruz con Mella y donde recuerdo que circulaban todas la honras fúnebres, los procesos funerales de la ciudad, porque el cementerio quedaba cerca. Y, entonces tenía que interrumpir las clases para que todos pudiéramos rendir honor a los cadáveres que circulaban por la puerta de ese centro universitario. Y por supuesto todos decíamos, que llegara el momento en que la docencia universitaria pueda superar las pompas fúnebres y helo aquí que, efectivamente, hoy estamos superando esa situación de aquellos años.
En aquellos tiempos los profesores de la UASD se clasificaban en dos, los que estaban en la sede central y los que eran expulsados a las sedes regionales, y generalmente los que iban a los centros regionales eran los jóvenes, los recién graduados, todavía sin experiencia y había que ganarse el derecho con los años para poder llegar a ser profesor en la sede central.
Yo creo que ya hoy día con lo que se ha logrado en Santiago, en Puerto Plata, en Higuey y aquí en Nagua, yo creo que van a ser los profesores de la sede central los que van a pedir que los manden a los centros regionales.
Quizás lo único que los retenga es el hecho de que también la sede central está compitiendo en calidad en términos de su infraestructura, con lo que está aconteciendo con los centros regionales en el resto del país, quizás eso los salve de solicitar su envío hacia los centros regionales.
Pero hay grandes recuerdos de aquella época en que andaba por aquí, por Nagua y por San Francisco de Macorís. Yo tenía una gran amiga allá en San Francisco, que está aquí con nosotros hoy y quiero reconocer su presencia, a Lourdes de la Cruz, siempre solidaria, siempre amiga, aunque me quedó debiendo un pedazo de bizcocho de su ultimo cumpleaños que compartimos juntos. En fin, grandes momentos, inolvidables, momentos memorables que ahora vuelven al recuerdo con mayor emoción y con mayor afectividad.
Y creo que este es un hecho histórico el que estamos celebrando aquí hoy, porque sin duda alguna a partir de la entrada en funcionamiento pleno de este Centro Regional Universitario, la vida de la .provincia María Trinidad Sánchez , de Samaná y de toda la región Nordeste del país va a cambiar. Por la sencilla razón de que de este recinto la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la universidad del pueblo, se propone la formación de los recursos humanos que se requiere en esta zona del país para que efectivamente podamos ser mas productivos, podamos ser más competitivos, podamos generar mayor cantidad de empleos, empleos de calidad que produzcan la revolución que tanto hemos añorado, que se produzca en la República Dominicana.
Desde aquí, este Centro Regional Universitario se convierte en un faro de luz, en una herramienta difusora del conocimiento, se convierte en el centro que revoluciona y modifica la República, a través de lo único que promueve el cambio social, en estos tiempos, el conocimiento.
Porque no se trata tan sólo de la edificación de una infraestructura, si fuera solamente tener las 54 aulas y tener el centro turístico y tener los laboratorios de informática, física y biología, si fuese eso nada más, se trataría de una realización cosmética.
Pero conjuntamente con la erección de esta edificación, se trata de crear contenidos, contenidos innovadores y esto sea un centro, no sólo para la difusión del conocimiento, sino que sea un centro para la gestión y la creación del conocimiento y en la medida en que seamos capaces de aplicar el conocimiento adquirido, en ese mismo sentido, vamos a ir transformando la estructura económica, la estructura social de aquí de Nagua y de toda la región y con ello crearemos mejores condiciones de vida para todos los habitantes de todas las comunidades.
De manera, pues, que puedo proclamar aquí que la inauguración de este Centro Regional Universitario es una obra auténtica y genuinamente revolucionaria, porque en el siglo 21 ser revolucionario es ser un promotor del conocimiento y desde esta universidad de lo que se trata es de eso, de cómo cambiar las condiciones de vida de todos los habitantes de esta región, a partir de la producción y la difusión del conocimiento científico.
Vayan pues mis felicitaciones más sinceras a las autoridades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, a los profesores y estudiantes de este Centro Regional Universitario y que hagan el mejor uso de sus instalaciones, que aprovechen las oportunidades que aquí se van a crear, que efectivamente por el acceso a Internet, por el uso de una biblioteca bien equipada, los estudiantes de aquí no tendrán nada que regatearle a estudiantes de otras universidades de cualquier lugar del mundo, pública o privada, y de eso es que se trata, hacer de la tecnología una herramienta que cree equidad social entre todos los que pueden disponer del acceso a esta educación superior.
De eso se trata, se obtiene con esto una nueva conquista y seguiremos después con el Centro Universitario de Bonao, con el Centro Universitario Regional de Mao, con el Cetro Universitario de San Juan de la Maguana, con el Centro Universitario de Barahona, con el hospital Oncológico en la sede central, la Torre Administrativa y con el Centro Tecnológico de Desarrollo e Innovación, con lo cual convertiremos a la Universidad Autónoma de Santo Domingo en una institución señera de vanguardia en la producción del conocimiento y en el cambio de vida de todo el pueblo dominicano.
Muchas gracias.
Honorable Secretaria de Estado de Educación, distinguidos altos funcionarios del Estado, Señores Senadores, legisladores, autoridades locales, académicos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, distinguidos estudiantes, señoras y señores, amigos todos.
Creo que tenemos razones de sobra para sentirnos altamente alborotados con la inauguración de este Centro Universitario Regional, aquí en Nagua, conocido como CURNA. Lo es porque realmente esta era una obra requerida por los miembros de esta comunidad desde hacía muchos años. Yo particularmente no puedo ocultar mi emoción al venir aquí hoy a este acto ceremonial de inauguración de esta imponente obra, porque de alguna manera, tanto desde el punto de vista académico en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, como desde el punto de vista profesional en el ejercicio de la profesión de abogado, desde mis inicios me siento muy vinculado emocionalmente a estas tierras del Nordeste y muy especialmente a esta provincia que se enaltece en llevar el nombre de la primera heroína de la República Dominicana María Trinidad Sánchez.
Me viene ahora a la memoria que realmente fue aquí en Nagua, donde por primera vez, siendo un joven abogado, espigado, flaco y con afro, subí al estrado de un palacio de justicia, aquí se encuentran mis distinguidos amigos, que solicitaron mi servicio hace ya 28 años, doña Ana Isidra Sarante y su hermano Isidro Garante, quienes están aquí en el día de hoy, ellos no sé porqué razón depositaron en mi toda su confianza para que postulara en su favor en un litigio que duró años aquí en Nagua y, por supuesto, yo creo que ellos tenían el criterio, que prevalecía mucho en los pueblos, de que si venía un abogado de la Capital podría impresionar en los tribunales de provincias. Pero, ocurre que cuando vine en esa primera oportunidad, el abogado de la contraparte era nada más y nada menos que una leyenda del derecho dominicano que tenia más de 50 años de ejercicio profesional activo, el doctor Elpidio Quírico Pérez. No me habían dicho que ese era el letrado que iba a representar la contraparte y cuando lo ví subir y presentar credenciales se me ocurrió presentar allí mi primer incidente judicial. Pedir una comunicación de documentos y un aplazamiento del juicio para una fecha posterior. El primer truco de incidentalismo, pues, lo aprendí aquí en Nagua. Pero, mientras esperaba ser llamado a subir a estrados tuve el inmenso honor y privilegio de descubrir a un gran jurista, magnifico expositor en los tribunales, por quien desde entonces he tenido una inmensa admiración y es el doctor Arístides Victoria José, el padre del actual gobernador de aquí, de la provincia María Trinidad Sánchez.
Creo que está por acá, lo escuché por vez primera en esa ocasión postular y me dije: he ahí a un abogado inteligente, a un abogado culto y no sé porqué han mandado a traer a este muchacho inexperto de la Capital a litigar aquí en Nagua, en fin, fue una gran lección la que tuve y desde entonces he sentido un profundo afecto y un gran cariño por esta comunidad.
Pero, casi concomitantemente con haber venido a Nagua a ejercer por vez primera ante los tribunales, se me designó en la sede central de la Universidad Autónoma de Santo Domingo para ser profesor en el centro universitario de San Francisco de Macorís, en el CURNE y, por supuesto, en aquella época las condiciones físicas del CURNE no eran ni remotamente parecidas a las actuales y no podría uno ni imaginarse siquiera que un día habría un centro como este que estamos inaugurando hoy en Nagua.
Generalmente a mi me tocaba impartir docencia en un local que incluso estaba fuera del recinto universitario, en un cruce de calle que llamaban la Cruz con Mella y donde recuerdo que circulaban todas la honras fúnebres, los procesos funerales de la ciudad, porque el cementerio quedaba cerca. Y, entonces tenía que interrumpir las clases para que todos pudiéramos rendir honor a los cadáveres que circulaban por la puerta de ese centro universitario. Y por supuesto todos decíamos, que llegara el momento en que la docencia universitaria pueda superar las pompas fúnebres y helo aquí que, efectivamente, hoy estamos superando esa situación de aquellos años.
En aquellos tiempos los profesores de la UASD se clasificaban en dos, los que estaban en la sede central y los que eran expulsados a las sedes regionales, y generalmente los que iban a los centros regionales eran los jóvenes, los recién graduados, todavía sin experiencia y había que ganarse el derecho con los años para poder llegar a ser profesor en la sede central.
Yo creo que ya hoy día con lo que se ha logrado en Santiago, en Puerto Plata, en Higuey y aquí en Nagua, yo creo que van a ser los profesores de la sede central los que van a pedir que los manden a los centros regionales.
Quizás lo único que los retenga es el hecho de que también la sede central está compitiendo en calidad en términos de su infraestructura, con lo que está aconteciendo con los centros regionales en el resto del país, quizás eso los salve de solicitar su envío hacia los centros regionales.
Pero hay grandes recuerdos de aquella época en que andaba por aquí, por Nagua y por San Francisco de Macorís. Yo tenía una gran amiga allá en San Francisco, que está aquí con nosotros hoy y quiero reconocer su presencia, a Lourdes de la Cruz, siempre solidaria, siempre amiga, aunque me quedó debiendo un pedazo de bizcocho de su ultimo cumpleaños que compartimos juntos. En fin, grandes momentos, inolvidables, momentos memorables que ahora vuelven al recuerdo con mayor emoción y con mayor afectividad.
Y creo que este es un hecho histórico el que estamos celebrando aquí hoy, porque sin duda alguna a partir de la entrada en funcionamiento pleno de este Centro Regional Universitario, la vida de la .provincia María Trinidad Sánchez , de Samaná y de toda la región Nordeste del país va a cambiar. Por la sencilla razón de que de este recinto la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la universidad del pueblo, se propone la formación de los recursos humanos que se requiere en esta zona del país para que efectivamente podamos ser mas productivos, podamos ser más competitivos, podamos generar mayor cantidad de empleos, empleos de calidad que produzcan la revolución que tanto hemos añorado, que se produzca en la República Dominicana.
Desde aquí, este Centro Regional Universitario se convierte en un faro de luz, en una herramienta difusora del conocimiento, se convierte en el centro que revoluciona y modifica la República, a través de lo único que promueve el cambio social, en estos tiempos, el conocimiento.
Porque no se trata tan sólo de la edificación de una infraestructura, si fuera solamente tener las 54 aulas y tener el centro turístico y tener los laboratorios de informática, física y biología, si fuese eso nada más, se trataría de una realización cosmética.
Pero conjuntamente con la erección de esta edificación, se trata de crear contenidos, contenidos innovadores y esto sea un centro, no sólo para la difusión del conocimiento, sino que sea un centro para la gestión y la creación del conocimiento y en la medida en que seamos capaces de aplicar el conocimiento adquirido, en ese mismo sentido, vamos a ir transformando la estructura económica, la estructura social de aquí de Nagua y de toda la región y con ello crearemos mejores condiciones de vida para todos los habitantes de todas las comunidades.
De manera, pues, que puedo proclamar aquí que la inauguración de este Centro Regional Universitario es una obra auténtica y genuinamente revolucionaria, porque en el siglo 21 ser revolucionario es ser un promotor del conocimiento y desde esta universidad de lo que se trata es de eso, de cómo cambiar las condiciones de vida de todos los habitantes de esta región, a partir de la producción y la difusión del conocimiento científico.
Vayan pues mis felicitaciones más sinceras a las autoridades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, a los profesores y estudiantes de este Centro Regional Universitario y que hagan el mejor uso de sus instalaciones, que aprovechen las oportunidades que aquí se van a crear, que efectivamente por el acceso a Internet, por el uso de una biblioteca bien equipada, los estudiantes de aquí no tendrán nada que regatearle a estudiantes de otras universidades de cualquier lugar del mundo, pública o privada, y de eso es que se trata, hacer de la tecnología una herramienta que cree equidad social entre todos los que pueden disponer del acceso a esta educación superior.
De eso se trata, se obtiene con esto una nueva conquista y seguiremos después con el Centro Universitario de Bonao, con el Centro Universitario Regional de Mao, con el Cetro Universitario de San Juan de la Maguana, con el Centro Universitario de Barahona, con el hospital Oncológico en la sede central, la Torre Administrativa y con el Centro Tecnológico de Desarrollo e Innovación, con lo cual convertiremos a la Universidad Autónoma de Santo Domingo en una institución señera de vanguardia en la producción del conocimiento y en el cambio de vida de todo el pueblo dominicano.
Muchas gracias.
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